jueves, 15 de abril de 2010

HABLANDO CON UBERNEY




Uberney al igual que Marino vende tarjetas celulares y por el momento se dedica a ofrecerle a los transeúntes y conductores productos del mundial de fútbol. Uberney alcanzó a hacer su bachillerato y ahora tiene 24 años. Después de terminar el colegio, salió a las calles a trabajar de mimo; de esa forma ayudaba a cubrir varios gastos en su hogar. Estuvo en varios sectores de la ciudad trabajando pero, insiste en la idea de que en esta zona se gana mejor que en otros lugares. Además comenta que en este semáforo hay muy buenas amistades que hacen que el ambiente sea agradable y placentero. Jhon le surte la mercancía a las seis de la tarde, es ahí cuando comienza el turno de Uberney, extendiéndose hasta las once de la noche.

Este individuo dedicado a la venta callejera me dice que su empleo es un trabajo digno como cualquier otro y agrega que, según la capacidad que los individuos se han formado clasificarán para determinada ocupación en la sociedad. Este comentario es una fuerte evidencia del tipo de sociedad que hemos construido, pues a partir de la división social de trabajo, cada sujeto se especializa en determinada tarea y se localiza en diferentes esferas de la sociedad, de acuerdo a la complejidad del conocimiento que se disponga y a la cantidad de tiempo laborada.

Uberney se queda callado y yo decido ponerle fin a la entrevista, su última afirmación sigue estando en mi cabeza, de alguna manera sus palabras están cargadas de certeza. Me paro y sigo caminando calladamente por el semáforo en busca de más relatos.

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