Hoy fue un día difícil para realizar entrevistas. Son muy pocos los vendedores que dejan hacerse preguntas, además no les gusta que grabe las conversaciones y menos que tome fotos. Están en todo su derecho, es difícil el aceptar que otra persona que no pertenece a tu grupo quiera preguntarte cosas sobre tu vida y tu trabajo.
No pasé mucho tiempo con ellos, pues la lluvia se hacía cada vez más intensa. Ellos empapados, corrían de un andén a otro, vendiendo los sobres de Panini. Se gritaban unos a otros para avisar que un conductor necesitaba comprar láminas por aparte. Todos estaban pendiente de cualquier carro, de cualquier movimiento o solicitud. Vi una mujer nueva en el sector, ella tenía un puesto solo de cajas del mundial. Al lado de ella había un niño sentado que le ayudaba a contar los sobres.
Don Marino se encontraba sentado con sus productos en las manos. Cerca a él se encontraban diez sombrillas abiertas en el pasto, listas para la venta. Cada quien andaba en lo suyo, protegiendo sus mercancías de la lluvia y yo, ya sin esperanzas, no veía la hora de llegar a mi casa. Me despedí de todos, pensando que mañana podría ser un día mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario