Le doy una vuelta al semáforo y me dirijo a la esquina donde venden flores. Ahí le pido a un joven alto y de piel oscura que me cuente algo sobre su vida. Me mira de reojo, lo piensa varios minutos y al final, después de vacilar y de meditarlo me dice “hágale pues”. Él es David. Le pregunto su lugar de origen y sus amigos me responden “¡del África!”, todos ríen conmigo y el ambiente se torna más amigable. David me mira con más confianza y me dice que es de Santander de Quilichao. Sus padres trabajaban en una galería y se vinieron a Cali a buscar mejores oportunidades de trabajo y de estudio para sus hijos. Ahora David está estudiando Electrónica y redes de Telecomunicación, desde los catorce años trabaja al igual que todos sus hermanos. Él solo sueña con tener su propia empresa de telecomunicaciones y poder darle todo lo necesario a su familia (está casado y tiene un hijo). David considera que los que trabajan en este semáforo con él son sus amigos, pues ya llevan juntos varios años (él esta aquí desde hace ocho).Todos ellos se reúnen a almorzar y se ayudan en los momentos en que el otro no puede atender el puesto.
Su distribuidor se llama Saulo. Este personaje es el que le entrega todas las flores a David y a sus otros dos compañeros de puesto. David es el empleado de Saulo, eso fue lo que me hizo entender. También me comentaba que lo que él hace es legal, pues no le causa daño a ninguna persona y no le roba a nadie ningún dinero o posesión. Por eso cree que lo que su trabajo es formal y por lo tanto fijo.
Las relaciones establecidas en este lugar son más que “vínculos laborales”, aquí se han constituido vínculos afectivos. El tiempo que llevan trabajando juntos ha hecho que en este grupo el respeto por el trabajo del otro sea algo fundamental. Cada uno tiene su puesto bien definido; unos venden flores, otros tarjetas de celulares, otras venden aguacates o dulces. En este semáforo los individuos tienen sus cargos bien distinguidos y cada uno de éstos se identifica como un miembro más del grupo de vendedores.
David reafirmó lo que Uberney y Marino me habían dicho con anterioridad. Todos ellos se consideran amigos, por lo que cada uno dice estar contento con su lugar de trabajo, pues más que un sitio donde se labora es un sitio donde se fraterniza y se piensa en el otro.
Su distribuidor se llama Saulo. Este personaje es el que le entrega todas las flores a David y a sus otros dos compañeros de puesto. David es el empleado de Saulo, eso fue lo que me hizo entender. También me comentaba que lo que él hace es legal, pues no le causa daño a ninguna persona y no le roba a nadie ningún dinero o posesión. Por eso cree que lo que su trabajo es formal y por lo tanto fijo.
Las relaciones establecidas en este lugar son más que “vínculos laborales”, aquí se han constituido vínculos afectivos. El tiempo que llevan trabajando juntos ha hecho que en este grupo el respeto por el trabajo del otro sea algo fundamental. Cada uno tiene su puesto bien definido; unos venden flores, otros tarjetas de celulares, otras venden aguacates o dulces. En este semáforo los individuos tienen sus cargos bien distinguidos y cada uno de éstos se identifica como un miembro más del grupo de vendedores.
David reafirmó lo que Uberney y Marino me habían dicho con anterioridad. Todos ellos se consideran amigos, por lo que cada uno dice estar contento con su lugar de trabajo, pues más que un sitio donde se labora es un sitio donde se fraterniza y se piensa en el otro.
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