lunes, 12 de abril de 2010

EN EL CARRO

Hace dos días iba con mis amigas en el carro. Estábamos hablando y escuchando música relajadamente. De repente paramos en un semáforo -pues estaba en rojo- y una señora le toca el vidrio a mi amiga. La señora tenía una caja llena de chiclets, bom bom bum y demás dulces que se venden por precios pequeños. Mi amiga sin ni siquiera mirarla hace una señal de "no" con su dedo y luego el carro avanza. Nadie le dio importancia a esto. Pero yo me voltie a ver la cara de la vendedora y pude notar su desánimo y frustración. Entendí que ella es una de tantas personas en Colombia que trabajan en la calle y que se enfrentan día a día al rechazo de miles de conductores y transeúntes. Estos posibles consumidores ya ni siquiera miran a la cara a los vendedores ambulantes. El rechazo y la indiferencia se han vuelto cotidianos en cada uno de nosotros, pues preferimos no ver sus caras (la de los vendedores) en el momento de rechazar sus mercancías; más bien miramos a otro lado y esperamos que el semáforo cambie a verde.

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