lunes, 22 de febrero de 2010

VENTA CALLEJERA



El paisaje artificial rodea a estos dos individuos que trabajan en las calles de La Paz, Bolivia. La venta callejera es su sustento, las largas y anchas vías públicas se convierten en sus oficinas de trabajo. Cualquiera que pase por ahí se convierte en el cliente a satisfacer por estos vendedores. Ella le brinda encanto y color al sitio, mientras que él se cobija de la moda capitalista y exhibe marcas reconocidas a nivel mundial. Están sumergidos en el mundo de la economía informal, parece ser que este negocio los ha unido y los ha llevado a laborar en la misma oficina; junto a ellos están más de 2.500 comerciantes que se ganan la vida en las calles de La Paz.

Fotografía de César Angel.

jueves, 18 de febrero de 2010

GRUPO DE VENDEDORES INFORMALES

Los miércoles salgo temprano para la universidad. Por eso madrugo y me dirijo hacia la estación del MIO, pues ese día no me pueden llevar en carro. Casi al final de mi camino, está localizado un gran grupo de vendedores informales en el semáforo de la Pasoancho con calle 100. Observo que sus actividades empiezan desde muy temprano y que el trabajo es muy movido. Digo esto, porque los vendedores de periódicos locales y nacionales, van de un lado a otro, vendiendo sus productos tan codiciados por los conductores a esa hora del día.

domingo, 14 de febrero de 2010

MI INTERÉS

Ahora tengo un interés, deseo conocer las calles que rodean mi hogar. Pero no sólo es eso, más bien, diría que mi deseo es entender cómo funcionan los negocios informales en mi barrio. Yo vivo en Ciudad Jardín y, cada vez veo que este tipo de ventas se van haciendo más comunes por este sector; en donde cualquier espacio verde actualmente sirve para establecer una fuente de sustento económico. El vendedor de la calle lucha por llevar algo a su hogar. He visto vendedores de flores, dulces, juguetes y demás mercancías callejeras, que se pasan el día caminando y ofreciendo sus productos al descuidado transeúnte.

viernes, 5 de febrero de 2010

LA CIUDAD SOÑADA


Es para nosotros evidente e interesante hacer una consideración sobre la ciudad y su relación con lo estético; pues es necesario tratarla como un tema que muchas veces no se reflexiona de manera lógica sino que, más bien se presenta de un modo confuso y hasta incongruente. Tratar a la ciudad nos llevará a crearla y a organizarla de diferentes formas, por lo que la entenderemos desde lo real o lo ideal influidos por los matices estéticos. Este orden de construcciones exigirá que el ciudadano la vea y la explore, la intervenga y la conecte; es decir, que camine por ella y recorra sus diversas estructuras.

La ciudad necesita del ciudadano; necesita que él la controle y la transforme, y, que se apodere de ella como de él mismo. Cada ciudad será identificada como tal y tendrá un inmenso significado para el que intervenga en su organización y forma, de manera que la haga real. Así, el ciudadano crea los recuerdos de la ciudad y le da vigencia. Por eso es que cada vez que abandonamos este mundo la ciudad decide acompañarnos. En Chirico o en Zapata encontramos calles y relaciones que convierten la ciudad, exponiéndola desde su perspectiva más sensible. Pero, para esto, se ha necesitado viajar y caminar por ella pues de lo contrario perdería su toque real.

Esta ciudad real es a la misma vez ideal, desde el momento en que el ciudadano la observa y la hace suya. En ese instante la interviene y la siente; convirtiéndose ella en su objeto y él en el sujeto que la idealiza, la sueña, la materializa y la admira.

Aquel acto de intervención es fundamental en la creación de la ciudad. Demuestra la necesidad del ciudadano por poseerla y modificarla. Allí se refleja el recorrido que hace éste y el continuo movimiento que hay en ella. En la ciudad se imprime la esencia del ciudadano, su experiencia y sus recuerdos; evidenciándose una sensibilidad y una estética.

Vemos la ciudad en sus diferentes caras, en sus tonalidades fuertes y oscuras. Este rasgo engendrado desde nuestra experiencia, también nos ayuda a ver la ciudad real y la irreal. La primera está marcada por lo que vemos y conocemos, la segunda contiene lo que soñamos y esperamos recorrer. Pero en muchas ocasiones, el ciudadano no encuentra la manera de poseerla y no puede actuar en cada aspecto de ésta. Tendrá pues, la gran misión, de conectarla y dominarla hasta transformarla completamente.